martes, 21 de febrero de 2012

CONDUCIENDO MÍ PROGRESO

Como es de chistosa la vida, no sabemos si reír o llorar. Tiene una manera tan peculiar de cambiar tu perspectiva con el paso de tiempo. Recuérdalo, cuando eras un pequeño demonio tus sueños eran inmensos, extraordinarios…magnánimos. (ahh como me gusta esa palabra)



A la edad de diez soñabas con ser alguna estrella de rock o algún superhéroe dotado de poderes maravillosos, llegaste a los dieciocho y algo cambió….ahora, tus sueños, más centrados, más reales según tu criterio, se enfocan a convertirte en un hombre de dinero. Suponías que lo material era el camino a la felicidad. Llegaron tus treintaicinco y tu sueño se ha visto limitado a obtener un buen trabajo, algo estable, o no? Para tus cincuenta tu sueño se resume en algo así como, tener una televisión que funcione?, un carro que no te deje varado a media calle? Para cuando llegan tus sesenta, ya solo estas soñando con llegar a casa vivo, con descansar en cama y posiblemente que mañana no llueva Jajajaja…

Las medicinas? Recuerdas que a tus diez añitos no querías ni tomar esas espantosas vitaminas que tus padres te exigían tragar. Llegaste a los dieciocho y asimilaste que unas cuantas aspirinas después de la típica noche de parranda era necesario. Luego, a tus treintaicinco ya valoras las bondades de ciertos medicamentos y si llegas a los cincuenta te convertiste en todo un experto en el tema. Quieras o no te has convertido en un adicto. Sostienes debates con tus amigos a la hora de la comida, sacan ese recipiente plástico para ubicar bien cuales te tocan ese día, y discutes sobre las características de cada pastilla recetada, todos bien actualizados en el lanzamiento de nuevas drogas etc etc…

La comida? Cuando tenías diez todo era “déjame probar” o “dame, dame, dame”, a los dieciocho desarrollaste gustos por ciertos platillos, para tus treintaicinco te percatas de que ciertas comidas te suben el colesterol, te dan gas, acidez…o sea, ya no te convienen. A tus cincuenta ya no te importa porque no puedes comer ni mierda más que botecitos Gerber.

El saber, a tus diez quieres saberlo todo. Tu palabra favorita es “Porque?”. A los dieciocho crees saberlo todo y a tus treintaicinco te das cuenta que no sabes nada, peor aun a tus cincuenta no recuerdas nada.

Inicias tu vida queriendo salir y conocer el mundo y terminas odiando el tener que volver a salir por el pan o la leche que olvidaste en la tienda de la esquina. Me parece una característica muy notable del ser humano, el nunca estar en sincronía con el aquí y el ahora. Supongo que la felicidad se puede encontrar en ubicarte en cada etapa del proceso.

Eso es la vida, un proceso y lo mejor que podemos esperar es que sea un progreso.

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